Como escribir una crónica periodística
Un ejemplo muy interesante para redactar una crónica, les será de mucha utilidad.
REDACTANDO UNA CRÓNICA
PERIODISTICA (1)
¿Qué
es una Crónica periodística?
La crónica narra historias a partir de
la mirada profunda y detallada del periodista, quien además de realizar una
amplia investigación, debe hacer uso de técnicas narrativas y figuras retóricas
como descripciones, símiles, personificaciones, metáforas, analogías, etc.,
logrando sensibilizar al lector acerca de los hechos narrados. “La crónica
humaniza una noticia, la hace más vívida e intenta involucrar al público en la
experiencia del suceso relatado” (2).
CARACTERÍSTICAS
DE LA CRÓNICA (3)
ü Es un género que relata, es decir, narra historias.
ü Presta herramientas de la literatura para ser elaborada.
ü Hace uso de figuras retóricas.
ü Hay minuciosidad en el tratamiento de la historia.
ü Cuenta con un eje en torno del cual gira la historia.
ü Tiene un personaje central y puede tener personajes secundarios.
ü Aunque puede ser anacrónica, maneja un tiempo definido. Generalmente narra periodos cortos.
ü Tiene un comienzo impactante, siempre ligado con un final.
ü Entre comienzo y final hay tensiones y clímax.
ü La trama se desata de manera rápida.
ü Se titula de manera creativa, con frases interpretativas, propias de su
hermandad con la literatura.
PAUTAS
PARA LA ESCRITURA DE UNA CRÓNICA (4)
§ Aunque la crónica no tiene una estructura definida, es importante tener
en cuenta las siguientes pautas para su escritura:
§ La crónica es un género informativo y aunque no es necesario suministrar
la información a la manera esquemática de la noticia, pues a diferencia de esta
última la crónica vale por su propuesta estética, sí se debe suministrar en su
totalidad.
§ Como en la noticia, en la crónica también hay un qué, un cómo, un
cuándo, un dónde y un quién.
§ El primer párrafo tiene como propósito enganchar al lector y determinar
el tono y el ritmo de la historia.
§ Así como una buena entrada es fundamental en la escritura de crónicas,
un buen final también lo es. No deje cabos sueltos, el lector debe tener la
sensación de que la historia ha sido cerrada de la mejor manera.
§ Sea claro, conciso y preciso, y utilice un lenguaje sencillo.
§ Por ser un texto narrativo, la crónica debe tener un inicio, un nudo y
un desenlace, teniendo en cuenta los elementos que aparecen en cada uno de
ellos.
PARTES
DE LA CRONICA.
·
Inicio:
Es
donde se expone la situación inicial. Se presenta el protagonista y se definen
el tiempo y el espacio.
·
Nudo:
Es
donde se desencadena el conflicto. ¿Qué pasa, a quién afecta? Los personajes
empiezan a revelar su carácter, actitudes y personalidad.
·
Desenlace:
Es
donde se resuelve el conflicto.
EJEMPLO
DE UNA CRÓNICA
A continuación se presenta el ejemplo
de una crónica donde se identifican algunas de las técnicas narrativas y
figuras retóricas que se utilizan en la escritura de textos de este género. (La
definición de estas figuras está al final del texto. Para conocer otras figuras
retóricas se recomienda visitar la página web Retoricas
UN DÍA CON LOS MUERTOS (5)
La
primera vez que entré al Cementerio Central de Bucaramanga acompañaba a mi
madre al entierro de un familiar, del que vine a tener noticias precisamente el
día de su muerte. Vinimos animados por la posibilidad de encontrarnos con esos
parientes lejanos, a quienes sólo une la tragedia de la
muerte (Metáfora); esa suerte de cordón umbilical para
el retorno a las raíces. Ese día era un lunes, el día que la gente visita a sus
muertos. Al salir de la capilla, los rezos se vieron interrumpidos por un grupo
de mariachis que, a todo pulmón, despedían a un cristiano. Por el pasillo
retumbaba aquello de “Nadie es eterno en el mundo, ni teniendo un corazón….”
Los familiares aferrados al ataúd, gritaban mientras los demás acompañantes del
sepelio lloraban enardecidos por la letra y el sonido lastimero de una
trompeta (Sinestesia) a las cuatro de la tarde. El
espectáculo era sobrecogedor, las voces de conocidos y extraños al unísono
entonaban el himno de despedida, mientras una botella de aguardiente
hacía esporádicas y discretas apariciones (Personificación).
La familia de mi pariente desconocido no contaba tal vez con los recursos para
lo del mariachi, así que tuvimos que conformarnos con unos tímidos traguitos en
la funeraria. (Este primer párrafo está narrado a partir de
una Analepsis o Flashback).
Hoy,
cinco años después, llego hasta aquí con otra intención; persigo una historia,
hago la tarea que dejé a mis estudiantes. La iglesia está definitivamente más
iluminada, de alguna manera reluciente, aunque las sillas siguen siendo las
mismas. La Virgen del Carmen y sus arcángeles lucen trajes recién
pintados (Personificación), lo cual de ninguna manera
mitiga el dolor de los que llegan a este lugar. El Viacrucis metálico sigue
allí, es casi bello, aunque desapercibido para la muchedumbre. Me pregunto de
dónde lo habrán traído. Empieza una nueva ceremonia y por la entrada principal
del templo ingresa una familia con los restos de otro paisano que llega a una
de sus últimas moradas (Metáfora). La voz ronca y desafinada de un hombrecillo
que se oculta detrás de un teclado electrónico, acompaña la entrada de la
comitiva “Somos los peregrinos que vamos hacia el cielo, la fe nos ilumina…” En
medio del llanto de muchas personas, alcanzo a distinguir a la que parece ser
la compañera sentimental del muerto; llora desesperadamente y su cuerpo
prácticamente descuelga de los brazos de sus acompañantes, también mujeres
desconsoladas.
Salgo
a reconocer otra vez el lugar. Tomo el camino que hay detrás de la
iglesia, mientras la voz potente del sacerdote, que inicia el ritual, apaga
la música (Sinestesia). Frente al pasillo central que
conduce a los mausoleos se impone una imagen de Jesús
crucificado, al lado izquierdo Juan, el discípulo amado y autor del
Apocalipsis, mira hacia ninguna parte, mientras del lado derecho La Dolorosa
contempla el cielo suplicante (Personificación); la
gente se detiene allí con mucha fe y deja, a pesar de la prohibición explícita
en un letrero azul, una flor engarzada en cada varilla de la reja.
A
lado y lado de la capilla están las tumbas más antiguas del cementerio; son
auténticos mausoleos que la gente rica de otras épocas mandaba a construir para
dejar allí familias enteras; son tumbas cuidadosamente diseñadas y aún se
pueden ver algunas inscripciones con apellidos extranjeros. Casi todas han sido
saqueadas, la gente se roba las lápidas porque son de muy buena calidad, me
aterra ver cómo nuestra miseria no deja en paz ni a los muertos. Sigo caminando
por el pasillo y veo cómo casi todas las tumbas tienen flores frescas, me
sorprendo, pero caigo en la cuenta de que se trata de un mausoleo renovado,
pues las fechas en las bóvedas están garabateadas aún sobre el cemento y no hay
lápidas; diciembre de 2007, febrero de 2008, son muy recientes y por eso la
copiosa cantidad de ramos. La gente se ocupa de sus muertos los primeros meses
mientras se supera el duelo, luego al pasar el tiempo y como debe ser, los
olvidan.
Un
nuevo e imponente edificio que no conocía se erige al fondo de los pasillos, en
un lugar de bóvedas uniformes, impecables y, de alguna manera, elegantes. Están
allí para albergar a los muertos distinguidos (Oxímoron).
A mi lado en cambio, las tumbas sin tantas flores
ahora o decoradas con flores artificiales o marchitas, comienzan a mostrarse
particularmente (Personificación). Este es el lugar para
los osarios que no tienen lápidas sino un vidrio transparente protegido por una
reja. Casi todos están decorados con pequeñas cortinas y llamativos altares
para los ataúdes miniatura, algunos se me asemejan más a
esos teatritos que hacíamos en la escuela para improvisar con los muñecos de
trapo (Símil). Sigo atento a las fechas… 1965, 1967,
1970 cada tumba tiene su propia decoración. “Querido papá, quiero desearte
feliz cumpleaños número 81, quiero reafirmar que hoy te recuerdo y te amo, no
igual que antes, ahora que no estás, te amo más, porque he sentido la ausencia
de alguien tan importante en mi vida como tú, Dios te bendiga y que sigas
disfrutando de la paz al lado de mi abuela” Tu hija Nora, enero 25 de
2004 dice la inscripción de una tarjeta metida detrás del vidrio que
protege unos cajoncitos descoloridos sobre los cuales yace un portarretrato
donde los abuelos posan para el fotógrafo.
Hay
osarios también para familias completas y cada espacio tiene un toque de
originalidad, porque, contrario a lo que pasa en el cementerio de los ricos, y
aquí en el mausoleo también para ricos, las tumbas conservan la identidad de
sus muertos. Sobre mi cabeza una placa blanca de mármol de 1960, atrapa mi
atención, tiene cuidadosamente tallados un fusil en el centro y dos soldados,
uno a cada lado. Arriba, a manera de escudo, el nombre del cabo. A unos cuantos
metros una señora de sesenta años arrastra con la ayuda de otra de su misma
edad, una escalera endeble, observo cómo la afirman contra la pared de tumbas,
mientras una empieza a subir con dificultad por los escalones y la otra la
sostiene; corro para ayudar, pero las miradas de las dos son contundentes y me
alejo, ellas quieren poner por su cuenta las flores.
La
misa ha terminado y decido seguir al grupo que marcha al ritmo de un silencio pesado (Oxímoron). A pocos
pasos un andamio improvisado indica el destino final del ataúd. Los hombres lo
descargan y destapan para el último adiós, la gente entonces se agolpa sobre el
cadáver y comienzan ahora sí los gritos de dolor, la súplica desesperada por un
perdón y las promesas. La mujer se ahoga en su
llanto (Hipérbole) y parece que quiere meterse
también en el cajón. Sus acompañantes, incapaces ahora de sostenerla, suplican
la ayuda de un hombre fornido que pasaría desapercibido de no ser por un mechón
amarillo que se le viene al rostro. Los gritos son desgarradores, unos niños a
mi lado empiezan también a llorar y le suplican a su madre que los saque del
lugar, pero ella contempla impávida y en silencio la escena. También yo quiero
huir de allí, pero me resisto cuando el hombre de aspecto severo ordena cerrar
el féretro y muchas manos empiezan a subirlo hasta el nivel del andamio. Allí
un hombre de bata azul espera pacientemente con un palustre en sus manos. El
cajón está en su lugar, otro hombre que a juzgar por su tranquilidad no parece
ser familiar del finado, pide los ramos para echarlos al hueco de cemento. Sin
esperar más tiempo, los ladrillos comienzan a tapar la entrada. Me aparto del
lugar y me acurruco del otro lado del pasillo para sacar mi libreta.
Garabateo
con rapidez algunas notas, aunque no tengo claridad para pensar una idea
completa. Sigo de lejos los acontecimientos cuando siento en mi cabeza la
mirada inquisidora de un guardia del cementerio, volteo para mirar su rostro
que sigue fijo en mis apuntes, cierro el cuaderno y me incorporo…
-Qué
vaina, le digo con toda estupidez, - la gente se muere todos los días…
El
muchacho de uniforme gris sin quitarme la vista de encima me responde, con una
leve sonrisa de poder
-Sí,
aquí vienen por lo menos siete todos los días.
-¡Siete!,
exclamo admirado
-
Sí, a veces son nueve, eso aquí no se descansa. Eso lo que fue el 24, el 25 de
diciembre fueron de a diez por lo menos y el 31 fueron doce
-
O sea que esto siempre está lleno
-
Sí, aunque a veces casi no viene la gente, eso depende de la importancia del
muerto. Por ejemplo, vino muchísima gente al entierro de la china que
descuartizaron por allá a las afueras de la ciudad…
-
¿Una niña descuartizada? - le pregunto horrorizado
-
Sí, una pelada por allá del norte, eso fue un vago. La noticia salió por todos
lados, por Vanguardia, por todos los noticieros, esa noticia le dio la vuelta a Colombia (Hipérbole) oyó.
-
Terrible - afirmo mientras discretamente enciendo mi grabadora, y vuelvo a
insistir, - y ¿vino mucha gente al entierro?
Eso no le cabía nadie a este pasillo (Hipérbole) y
un montón de gente se quedó por fuera. Aquí por el frente del
mausoleo no se podía caminar (Hipérbole) porque
había muchísima, muchísima gente.
-
Qué tragedia…
-
La china dizque era jíbara y dizque vendía droga y toda la vaina, y por ahí
quién sabe…Es que uno con una vida así tiene enemigos hartísimos. Pero también
mano… pobre china, apenas con 17 años. .. Una muerte así no la merece nadie por
lo más que sea…
El
man dizque ¿cómo era que decía la vanguardia? el man la violó, la cascó, le
sacó los ojos, le partió las piernas y después la despedazó toda, la bañó… ¡ah!
le cortó los labios y la vagina también se la cortó, dizque eso le hizo
muchísimo el hijuemadre loco, y como que no lo han cogido. Ese man dizque se
perdió de Bucaramanga.
Nadie
sabe pa’onde cogió. De pronto era un noviecito de la china, la pelada lo abrió,
y entonces… y un chino por ahí bien rencoroso. De pronto la desilusión,
usted sabe que la desilusión lo lleva a uno a cometer muchos errores, y el
hombre no mira las consecuencias, hace lo que hace y ya. Eso aquí conoce uno
unas cosas. Mire, que días nos tocó escondernos a nosotros también, no pudimos
ni asomarnos por ahí, porque… Eran dos chinos, los enterraron allí arribita,
eran dos pelaos como que de trece y doce años, pero eran ladrones, entonces los
vigilantes del barrio los pillaron por allá robando y los cogieron y los chinos
les sacaron un revolver y… no les dispararon a ellos, pero les hicieron unos
disparos a los lados, entonces los manes salieron corriendo y se cuadraron bien
y cuando los vieron por ahí, pum, pum , se los bajaron y ahí los dejaron, unos
pelaitos, pero se los pillaron robando y armados también. Imagínese toda la
gente que vino y nosotros ni nos asomamos por ahí, porque dijimos: esos
hijuemadres vienen ardidos y ven un vigilante y de pronto le pegan un pepazo a
uno y de una vez lo dejan por ahí.
La
tensión ha desaparecido y cuando me dispongo a robarle otra historia, aparece
otro guardia que lo llama. Al frente la gente se ha dispersado, la mujer joven
sigue sentada en el piso acompañada aún por el muchacho corpulento del mechón
amarillo. Otros familiares contemplan al hombre de bata azul que pregunta:
¿Cómo se llamaba?, Wilmar -dice una voz apagada, y él escribe sobre el cemento
fresco todavía. Un muchacho sube al andamio y toma el palito que sirve de
grabador, “nunca te olvidaremos”, escribe en una esquina.
Son
la cinco de la tarde y viene un nuevo grupo de personas con otro cadáver; me
hago a un lado y veo que es hora de salir del cementerio. Tengo, como hace
cinco años, ese sabor amargo que deja la certeza (Sinestesia) de
que cada día son 24 horas (Epíteto) huyendo
de la muerte.
DEFINICIONES.
Flashback: El
Flash-Back (o Analepsis) consiste en alterar la secuencia cronológica de los
hechos que se están narrando, trasladándose al pasado donde suceden
acontecimientos anteriores al presente de la acción.
Sinestesia: La Sinestesia consiste en mezclar sensaciones de sentidos distintos
(audición, visión, gusto, olfato, tacto) o mezclar dichas sensaciones con
sentimientos (tristeza, alegría, etc.).
Oxímoron: El
Oxímoron consiste en usar dos términos yuxtapuestos que se contradicen o son
incoherentes. Por ejemplo: La noche de los muertos vivientes.
Epíteto: El
Epíteto consiste en el uso de adjetivos innecesarios que no añaden ninguna
información suplementaria. Por ejemplo: La blanca nieve → la nieve siempre es de
color blanco.
Personificación: La personificación (o Prosopopeya) consiste en atribuir cualidades o
acciones propias de seres humanos a animales, objetos o ideas abstractas. Por
ejemplo: La naturaleza es sabia → la sabiduría es una cualidad humana.
Metáfora: La
Metáfora consiste en identificar un término real con otro imaginario existiendo
entre ambos una relación de semejanza. Por ejemplo: Tus cabellos de oro → el término real
"cabellos" se asemeja al imaginario "oro" por su color
dorado (rubio).
Hipérbole: La Hipérbole consiste en exagerar la realidad. La Hipérbole no busca ser
tomada literalmente, ya que resultaría poco probable o imposible, sino que su
finalidad es captar la atención, enfatizar una idea que se quiere transmitir y
conseguir una mayor fuerza expresiva. Por ejemplo: "Tengo tanta hambre que
me comería un caballo" → Realmente no se lo comería. Lo que pretende es enfatizar que tiene un hambre
enorme.
Símil: El
Símil (o Comparación) consiste en comparar un término real con otro imaginario
que se le asemeje en alguna cualidad. Su estructura contiene los adverbios
“como”, tal como, “cuales” o similares. Un Símil se diferencia de una Metáfora
en que tiene estructura de comparación:
• Sus manos son suaves como el terciopelo → es un Símil
• Sus manos de terciopelo → es una Metáfora
NOTAS:
1 Manual de redacción. (2017). Bogotá:
El Tiempo Casa Editorial.
2 Ibid.
3 Mena, L. A. 2010. Descifrando
huellas, características del mimeógrafo del ciberespacio. Cali: Talleres
Gráficos de Feriva.
4 Estas pautas están basadas en:
Velásquez, C; Gutiérrez, L; Salcedo, A; Torres, J. y Valderrama, J. (2005)
Manual de géneros periodísticos. Universidad de La Sabana. Bogotá: Ecoe.
5 Goméz, W. Un día con los muertos.
Publicado en: Magazín de Vanguardia Liberal No 1877 Mayo 31 de 2008.
Basado en el Artículo de Paula Delgado (2017). www.retoricas.com
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